El calentamiento es una parte fundamental dentro de cualquier entrenamiento. Va a mejorar
nuestro rendimiento y va a disminuir y/o prevenir la aparición de futuras lesiones, ya que nos
prepara a nivel muscular.
La complejidad del calentamiento vendrá determinada por la complejidad del posterior
entrenamiento.
Un buen calentamiento debe incluir varias partes: movilidad articular, trabajo cardiovascular,
liberación miofascial, activación de la zona media, trabajos compensatorios y específicos.
1) Movilidad- calentamiento dinámico de las principales articulaciones que van a intervenir en un
ejercicio. La movilidad va a mantener un amplio rango de movimiento de nuestras
articulaciones.
2) Trabajo Cardiovascular- que aumente moderadamente nuestra frecuencia cardíaca pero que a
la vez requiera de nuestra atención. Hay que huir de los repetitivos minutos en la cinta o
bicicleta estática.
3) Liberación miofascial- consiste en utilizar rodillos de espuma o pelotas de goma dura
haciendo presión con ellos sobre los grupos musculares que trabajaremos en el
entrenamiento.
4) Activación del core- preparar la zona media (abdomen, cuadrado lumbar, glúteos, etc) para el
ejercicio posterior. Estos grupos musculares nos darán estabilidad en los ejercicios de nuestro
entrenamiento.
5) Trabajos compensatorios- trabajaremos la musculatura más débil (glúteo medio, rotadores
externos del hombro). Además, podemos incluir un trabajo de readaptación de alguna lesión
reciente, para que no termine limitando nuestro rendimiento.
6) Trabajo específico- centrarnos en el trabajo que vamos a realizar, ejercicios de transferencia a
nuestro entrenamiento posterior.
En resumidas cuentas, debemos hacer un calentamiento adaptado a nosotros, en función del
tiempo del que dispongamos, el entrenamiento que vayamos a realizar, lesiones recientes, etc., y
dedicarle los minutos suficientes y necesarios.